Las relaciones tóxicas en mi época laboral tenían otros apelativos: “me la tiene montada (bullying)”, “me quiere quitar el puesto”, “haz mi trabajo otra vez, ya haré el curso de Excel/Inglés el otro mes”.
En mi caso, lo tomaba como parte del precio que tenía que pagar por hacer carrera profesional, y reconozco que le temía a la confrontación para detener la toxicidad, pero para mi fortuna y como premio a mi paciencia, las revelaciones que me llegaron después son oro puro de El Dorado:
Otros tienen más miedo que tú, no lo pueden controlar y eso saca lo peor de sí mismos.
El ego inflado es una tapadera para ocultar la falta de eficiencia y de destreza profesional.
La madurez emocional no es una prioridad para todos, algunos prefieren la supervivencia laboral y apelan a la teoría de Darwin*.
Hay personas que odian su trabajo, te usan de saco de boxeo y luego regresan a su casa a llorar.
Ansiar poder como hito de superación no hace profesionales de valor si se usa para reclamar estatus. Nada más superficial que la toxicidad con este anhelo.
El departamento de recursos humanos ha dejado de mediar y conciliar escudándose en “esto no es una guardería”. Otros que tienen miedo a la confrontación.
Colaboradores estáticos que ya hacen parte del inventario de la compañía por su larga trayectoria no son superiores ni saben más, solo decidieron dejar de aprender.
“Prefiero que me llame Doctor, Ingeniero, Su Majestad”. Los problemas de autoestima, no se arreglan con los títulos.
La experiencia y trayectoria no pueden quedarse en un pedestal exigiendo respeto. Sirven más si bajan a tierra para ser mentores.
Algunos niveles de toxicidad merecen indiferencia, la atención es su combustible.
Si una relación laboral tóxica arrebata la tranquilidad se tienen tres salidas: confrontar, ignorar o cambiar de trabajo. La última suena a vía de escape, pero... ¿Acaso tu paz no lo vale?
Los comentarios de pasillo sin antecedente ni confirmación (A.K.A. chismes) son un excelente indicador de que haces bien tu trabajo. Mejor dejarlos pasar y aclarar con acciones.
Los personajes tóxicos suelen ser fanáticos extremistas de alguna corriente. Están adoctrinados y es mejor no invertir tiempo en sus discusiones.
No todos merecen una confrontación con buenos modales.
Los tóxicos te dirán que tienes un problema de actitud, cuando en realidad son ellos quienes tienen un problema con tu actitud y ese es solo su problema.
Una relación de trabajo tóxica es envidia, temor, falta de comunicación y mala suerte. Si se transforma una de ellas, se acaba el hechizo. Excepto la mala suerte, que la culpamos de todo y no es responsable de nada.
Pregunta : ¿Si dialogar no es suficiente, de qué otra manera se puede erradicar la toxicidad de las relaciones laborales?
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* Desde hace algunos años se viene cuestionando a Charles, pues parece que en realidad sobrevivía el que menos hacía. Querido Darwin, tus colegas de la era moderna tienen una teoría bastante lógica y es que hasta la teoría de la evolución tiene que evolucionar. Dale un vistazo al estudio y ya nos avisarás: https://bit.ly/3ahzbCy
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