Posponer el despertador tres veces. Hace frío y duele la cabeza. Se ha acabado el café. Hacer un poco de ejercicio en la corredora implicaría salir 10 minutos más tarde y seguramente el tráfico estará en su punto crítico. Llegar temprano para comprar el desayuno en la cafetería habitual, siempre se agotan los croissants y el café late es malo. Faltan algunos detalles para terminar la presentación para el jefe, ha sido revisada tantas veces que ya se ha perdido el sentido de lo importante.
Nada que hacer con el agotamiento. Los reportes del mes están casi listos, solo faltan las estadísticas de contabilidad para terminarlos, pero como es costumbre llegarán al último minuto. Las vacaciones han sido pospuestas ya tres veces, nunca hay tiempo. Hay un proyecto nuevo, solo se tienen dos manos pero también se tiene un cerebro con hambre. Una montaña de papeles por revisar hacen peso en el escritorio, tal vez ninguno sea importante y por eso siguen allí. De nuevo un sándwich para el almuerzo que solo tendrá dos mordiscos. Más café. Hacer el pago del alquiler y la luz de casa, esperar no estar demasiado cansado en la noche para hacerlo por Internet.
Esta noche... hay una cena programada con amigos, habrá que cancelar otra vez, el nuevo proyecto amerita algún tiempo adicional en la oficina luego de que todos se marchen. Habrá silencio. Presentación terminada, el jefe se tranquiliza al saber que tiene una buena herramienta para convencer al cliente. Las noticias mundiales no son alentadoras, hay desastres de todo tipo. El donativo mensual al programa contra la desnutrición es el grano de arena.
Teleconferencia con la oficina internacional, y de nuevo todos hablan de sus problemas y pocos se arriesgarán a dar soluciones. Surge otro proyecto y el equipo de trabajo está saturado. Hay que trabajar en sábado. No olvidar llamar a los padres. Extrañando el ambiente del país natal, porque este país es complicado pero el indicado para hacer carrera. Son las seis de la tarde y todos se han marchado a sus casas a disfrutar de sus familias y compartir con los amigos, a ponerse al día con los pagos del mes, ir de compras y planear un viaje. El silencio se ha aliado y ha surgido la planeación de los dos nuevos proyectos que seguramente necesitarán cambios y ajustes cuando la mañana de mañana refresque la fluidez del cerebro con la primera taza de café.
Parada obligatoria en el supermercado camino a casa, y mientras se pilotea el carrito de la compra se recuerda milagrosamente llamar a los padres para someterse a cuestionarios que esperan respuestas de felicidad cuando lo que se desea es llorar y regresar a la comodidad del nido con ellos. Es solo un deseo triste, el regreso sería "rendirse a la batalla sin ni siquiera haber utilizado todo el arsenal", consejo del padre cuando estuvo en el aeropuerto hace diez años bendiciendo la partida. Bebé nuevo en la familia, son las novedades de la llamada y un recordatorio de que hay tardanza en empezar una familia. La corredora funciona como válvula de escape y tras una hora de carrera el cuerpo y la mente piden apagar el interruptor.
Ducha y poco de televisión programada para apagarse automáticamente en media hora. Revisión mental de la lista de pendientes antes de apagar la luz. Se ha olvidado comprar el café para casa, así que mañana que es sábado habrá menos apuro en llegar temprano a la oficina y será posible hacer parada en la nueva cafetería que promete mejores aromas del café de Brasil. La ignorancia del cansancio apaga la maquinaria mental y mañana será otro mañana en el que no hay planes para el futuro, solo para mañana.
Despertador, ducha, una manzana, llaves del auto. Encender la televisión para ver fugazmente las noticias internacionales antes de salir. No enciende. Es claro, una vez más han cortado la electricidad porque una planeación imprecisa de lo no importante generó tal olvido. Cambio de planes, enviar un mensaje de texto al equipo de trabajo para que se queden en sus casas y trabajen en ideas para presentar el lunes. La nueva cafetería excede las expectativas y el Internet gratis hace que el café sea aún más delicioso, mientras se confirma la compra en línea del boleto aéreo para ir a casa a disfrutar de las vacaciones, y por supuesto, confirmar que la compañía eléctrica haya recibido el pago.
SandraLanceA@Gmail.com
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