Y hemos sobrevivido a enero, el mes más largo y también el más fugaz del año... Sé que muchos me acompañarán en el sentimiento. Después de esta corta, insignificante pero profunda reflexión vamos al meollo de este post.
Resulta que varios hemos coincidido en que nuestro proyecto para el nuevo año es subir de nivel en cualquiera que sea nuestro quehacer, propósito u ocupación. Las vías para ello pueden ser variadas, pero la que encuentro más práctica como punto de partida es aprender algo que nunca hubiese planeado aprender, porque lo incómodo e inesperado es lo que aporta una gran diferencia a nuestras vidas casi estáticas.
Pues sí, optar por un entrenamiento nuevo para ejercitar esa parte del cerebro que se resiste a ser feliz, sería una opción acertada para sobrevivir al año más incierto de la era pandémica, porque eso de elevar las expectativas ya sabemos como termina. Aprendizaje continuo, mente hambrienta, irse a dormir con algo nuevo aprendido, etc., ya no son cualidades distintivas, es una exigencia implícita para aquel que quiera adaptarse al mundo cambiante y no expirar en el intento.
Me ha impactado sobre manera, la nueva tendencia de los estadounidenses de renunciar en masa a sus empleos succionadores para encontrar su propósito y gozarse la vida. O sea... ¿el país más capitalista del planeta, donde hay que trabajar hasta la muerte para vivir con un poquito de dignidad, le está diciendo a la otra mitad del planeta que las consignas de trabajar para vivir y el tiempo es oro, han caducado? La sociedad está cambiando en esferas inimaginables y más allá de cuestionarlo, más nos vale prestar mucha atención.
Lo anterior significa que esta mano de obra, que por años ha marcado el compás productivo para los demás mortales ha decidido reciclarse, aprender algo nuevo para perseguir sus sueños y poner en segundo plano el pago de sus facturas, porque se han dado cuenta de que han invertido la mayor parte de su vida en ser infelices... Y ahí los tenemos, regresando a las aulas para iniciar una nueva vida.
La economía de la formación profesional se expande a cada minuto, en todos los rincones de la web encontramos ofertas educativas para todos los gustos y presupuestos, con el enganche de tomar algunas sesiones gratuitas para que veamos qué tal. La mayor parte de la fuerza laboral mundial y los nuevos emprendedores, no cuentan con el dinero extra para pagar por aprender, porque ciertamente valoramos tener el título certificando que tomamos aquel curso en tantas horas y eso avala que sabemos algo que otros no.
Existe vías gratuitas para el entrenamiento profesional muchísimo más amplias que las de pago (como una forma de empezar) pero que son aún más exigentes porque requieren de algo que pocos están dispuestos a hacer: cultivar la voluntad de guiarse en solitario por el universo educativo del desarrollo profesional, es decir, el de convertirse en autodidacta.
He tecleado en el buscador 'cursos gratuitos online', y he obtenido 129.000.000 de resultados. Un número astronómico que varía si agregamos la especialidad de la formación que necesitamos. Este primer paso, tan sencillo, ya alimenta la curiosidad y aproxima hacia la materialización, lo que es en ese punto suficiente para subir a tu próximo nivel siendo el responsable único y directo del proceso.
Si necesitas razones para regresar a las aulas de estudio, ya sea virtual o presencialmente, voy a darte un par de datos para que te decidas. La primera, la creciente cuarta revolución industrial depende más de dispositivos y de sistemas tecnológicos que de tu fuerza laboral, a no ser que trabajes en la industria que desarrolla dichas plataformas. La segunda, las empresas invierten moderadamente en la capacitación de su talento humano en campos directamente relacionados con su core (obviamente), y algunas con más presupuesto están echando un ojo a aquel software que hace el trabajo de cinco personas.
Ya no es una previsión futurista contemplar al mundo funcionando más eficientemente gracias al internet de las cosas, pues es la resolución inmediata de simples detalles lo que mejora tu calidad de vida para poder invertir más tiempo haciendo lo que nos gusta. Por ejemplo, las neveras con conexión wifi entre sus muchos beneficios, permiten que el técnico realice un análisis remoto de una posible avería sin que tú tengas que quedarte en casa esperando por horas a que aparezca solo para ver qué sucede y sin garantía de una reparación al instante. Muy bien por el propietario de la nevera, bien para la industria que vende esta tecnología pero no lo es tanto para los técnicos en refrigeración que se ganan la vida haciendo visitas. Hoy soy ellos, mañana tal vez, tú. ¿Necesitas otra razón para diversificar tu conocimiento profesional?, pues te daré otra.
En un estudio de la revista Training realizado en el 2018, se concluye que las empresas estadounidenses invierten una media anual de 1.000 USD por empleado para su capacitación técnica, las empresas europeas un poco más de la mitad de este monto, las españolas un tercio (según estudio de la Fundación Élogos) y en Latinoamérica, según el país poco o nada respecto a los norteamericanos. Las empresas aún tienen la intención de proporcionarte capacitación para su beneficio, algunas como parte de un paquete de incentivos para que te quedes en su nómina, si encaja con tu proyección e intereses profesionales, perfecto... pero ¿si no?. Se estrecha el cerco y seguimos pensando que no tenemos tiempo ni presupuesto para desarrollar habilidades para la nueva era, la era de los Jetsons.
No es mi intención generarte más preocupaciones, pero si no buscas en los próximos días una alternativa para aumentar tu valor en el mercado laboral a través de una nueva formación, serás el blanco perfecto para que tu empresa te invite a buscar otro empleo en otro sitio con un salario menor, mientras que Sofía, el nuevo software de atención al usuario, desempeña el trabajo que tu hacías en ocho horas, en tan solo dos. O peor aún, te pagarán una certificación o curso, te harán firmar una cláusula de permanencia en la empresa por dos años, cuando tu sueño es el de ser un nómada digital con tu negocio de asesoría virtual en un tema totalmente distinto a tu profesión actual.
Si la excusa o problema real para no entrenarte es la falta de dinero, te repito que la opción de ser autodidacta es un comienzo, luego está la de recortar gastos accesorios y después está la alternativa de no ir de vacaciones este año para invertir en la experiencia nerd que allanará el sendero para llegar a tu meta de vida.
Elige, o tomas una decisión de autoliderazgo para capacitarte profesionalmente o... chao 'pescao'.
Muchas gracias por leer y hasta la próxima vaina.
Sandra.
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