«Los jefes son personas despreocupadas, delegan todo lo posible y van a tomar el almuerzo al club». Permítanme que respire profundamente y responda a esta afirmación con los rezagos del karma: ser jefe es abrumador, se trabaja más de lo que se puede delegar y el almuerzo sabe a números rojos. ¿Qué sabría yo en mi joven experiencia laboral sobre lo que cargan los líderes en sus callosos hombros? Aprendido quedó cuando este rol, tanto amado como odiado, me llegó a las manos.
No quiero decir, con esta entrada, que la experiencia de liderar equipos sea del todo amarga, es más bien agridulce pero sin la receta completa de un plato asiático; tampoco pretendo juzgar el talento de los integrantes del equipo, y necesito aclarar que no todos los jefes son malos, y si los hay, tienen su reto positivo, tal y como lo hemos hablado en la entrada "Querido jefe, gracias por no ser el mejor".
Tu jefe no espera nada de ti, pero lo quiere todo. De momento, todo lo que prometiste en ese curriculum vitae que brillaba como las estrellas el día de la entrevista: preparación académica con honores, experiencia laboral intachable y con la promesa de adaptarte fácilmente al trabajo en equipo y al cambio.
Un jefe, del que es más mentor que jefe, ya ha aprendido a moderar sus expectativas por aquello de que con arena no se construyen castillos, y solo necesita que su equipo posea vainas básicas para desempeñar su cargo.
Comunicación fluida
Tu líder de equipo necesita que te comuniques oportunamente, claramente, eficientemente y con toda la mente. Este diálogo implica que preguntes más que Jaimito, porque no preguntar es de tontos y la tontería se convierte en errores, retrasos, pérdida de dinero y que tengas que trabajar el doble.
Sin la magia del error
Magia, no porque de los errores se aprenda; magia, por el arte circense de quererlos desaparecer. Si cometes un error, a tu jefe le encantaría que apelaras a la comunicación fluida, que admitas que la has cagado, que repares el daño y sigas adelante con tu vida. Dormir con tranquilidad por la noche es tan sencillo como eso. Repito: cargarla, informar, corregir y dormir como bebé.
Las soluciones pesan menos
En la entrada "El líder pospandemia de mis sueños", comentaba que cómo miembros de un equipo representamos la mitad de la materia prima para crear soluciones a la crisis. Para agregar más ingrediente a la fórmula, al líder, jefe, coordinador, patrón o capataz le daría una inmensa alegría que además alivianaras el ambiente problemático con menos queja y más acción. Si no puedes ser parte de la solución, entonces apartate a un lado, pon en marcha la cafetera y toma nota de cómo se hace.
Trabaja duro una sola vez
Dice mi marido, que es de inteligentes —y de perezosos— trabajar con toda la batería completa una sola vez. No sumas puntos con tu jefe mostrándote siempre ocupado si no ofreces avances al final del día. Lo que en realidad quiere ver tu jefe, es que tengas un sistema de trabajo estructurado de tal manera que requiera poco de tu intervención. Si tienes los recursos adecuados, no será difícil dar con un método eficiente y casi que automático que trabaje para ti.
Aprende por tus medios
«Solo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan. No formarlos para que se queden», decía el señor Henry Ford, peeero... No toda la responsabilidad del entrenamiento del talento humano debe recaer sobre el líder corporativo. Tal y como prometiste en tu hoja de vida, eres fan acérrimo del aprendizaje continuo, así que invierte tu tiempo y tu dinero para aumentar tu valor de mercado y actualizate en tus intereses profesionales.
No ignores los recursos
«Entre más recursos disponibles, menos reacción». La máxima es mía, bueno, más que una máxima es una lección recibida a golpes. Sabes que tienes a tu disposición muchos artilugios tecnológicos y demás para ayudarte en tu desempeño, otra cosa es que no sepas identificarlos y te desgastes realizando tareas manualmente. Recuerda que te han contratado para fabricar soluciones, sé creativo. Si el caso es contrario y hay escases de recursos en tu empresa, no queda de otra que volver a ser creativo y trabajar duro una sola vez, que tu jefe ya sabe que hace falta el software milagroso, pero que los de finanzas no lo contemplan aún en el presupuesto.
Sin bis
Esta es fácil. Que no te repitan y/o recuerden con frecuencia que tienes que llevar acabo aquella tarea importante. Cuando esto sucede es porque se te olvidó lo de comunicarte fluidamente y a tu jefe no le queda otra salida que repetir el estribillo hasta que ejecutes el asunto. Lo de trabajar con poca supervisión también lo has incluido en tu currículo, ¿lo recuerdas?
Al final, un jefe es un exigente con causa, que a veces puede pedir más de lo que puedas dar porque a él le exigen lo inimaginable, pero en el fondo de su corazón y con sus pocas ganas de sufrir, solo quiere de ti lo mejor que puedas dejarle al final del día.
Muchas gracias por leer y hasta la próxima vaina.
Sandra.
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