"El trabajo de mis sueños": La búsqueda que más daño e incertidumbre nos ha causado. La recompensa única de un sacrificio doloroso. Un propósito de vida desgastante.
Debo aclarar que este articulo lo escribo pensando en aquellas personas que lo han apostado todo en la persecución del trabajo de sus sueños, sin dejarse una reserva para enfrentar la vida que obtienen cuando el sueño se transforma en pesadilla.
Todo empieza en la infancia, cuando la sobreprotección de los padres nos cobijaba con frases de aliento del tipo «puedes ser, hacer y tener cualquier cosa que quieras». ¿Cualquier cosa? ¿Me hablas en serio? Qué perjuicio nos ha causado haber ocultado la segunda parte de esta paternal fórmula: qué hacer cuando no se obtiene lo que se quiere.
El trabajo de tus sueños es el que no se vive como un trabajo sino como todo diversión; en el que tu jefe sea la encarnación de tu tierna abuela; en el que el salario tenga tantos ceros a la derecha que dé asco y en el que el tiempo siga siendo tuyo. Un empleo o proyecto de vida de estos existe, claro que sí, pero lo que es imposible es que todos tengamos la misma hada madrina para conseguirlo... Entendiendo que el hada madrina eres tú.
Después de las medias verdades de la infancia, llega la obligación humana de encontrar un propósito, porque la ciencia de la mente lo dicta y si no lo definimos se garantiza la desdicha. Cierto. Pero... ¿tiene que ser el mismo propósito siempre?, ¿tenemos que forzar su búsqueda?, ¿el hecho de tener un propósito definido me garantizará éxito y fortuna?
Los millennials tienen clara una cosa, no buscan el trabajo de sus sueños, buscan la satisfacción de su sueños. Por eso los vemos saltando de empleo en empleo hasta dar con ella. No persiguen el sueño, su modus operandi es actuar siempre como si ya fuese realidad. Bonita estrategia, pero parcialmente práctica.
A las generaciones anteriores se nos permitió soñar pero con mucha letra pequeña y con una estructura sin alma. Lo único cierto que se tenía era que había que empezar desde abajo, trabajando como si no hubiese mañana y sacrificando el bienestar físico y psicológico. Nuestra fórmula era más realista pero invadida de paradojas, como la de no buscar satisfacción pero sí una obesa cuenta bancaría.
Estrés crónico, incertidumbre abrumadora y frustración constante son el sueño convertido en pesadilla. Lo has intentado y explorado todo y el bendito sueño no se digna en aparecer. No has disfrutado de la vida como habías planeado y tu desgaste laboral ha absorbido tu dignidad y la de tu cuenta bancaria.
Llevamos el lema de no rendirnos nunca y mucho menos retroceder, pero hemos confundido las señales de advertencia con obstáculos y damos por sentado de que tendremos tiempo ilimitado por delante para continuar con la caza.
¡A la !"#$& el trabajo de nuestros sueños! Está claro que lo que no es para uno no es para uno, así que hay que despertar de la pesadilla, despachar a Freddy y ser tan jodidamente realistas para disfrutar de esta vaina (vida) cómo sea que venga. Si el lector ya es ganador del empleo o emprendimiento de sus sueños, muchas felicidades y agradecemos su empatía.
El camino para acabar con el espejismo es aparentemente fácil pero mentalmente muy complejo, porque nuestra mente saboteadora siempre se interpone a las circunstancias individuales.
Esta humilde servidora nunca ha tenido un "trabajo de mis sueños", lo mío se inició —sin intención— experimentando micro pesadillas para entender qué vainas podrían hacerme feliz. Laboré en industrias muy distintas entre sí porque en un principio buscaba hitos más del tipo jerárquico y económico, del cómo más que del qué. Mi trabajo o proyecto ideal, de alguna manera, era encontrar maneras de preocuparme menos para vivir mejor. Y esto es lo que aprendí:
— A veces la pasión no está en un contrato de trabajo, hay que buscarla fuera de horario de oficina.
— El trabajo duro no garantiza la materialización del sueño.
— El trabajo de tus sueños depende o se construye al rededor del sueño de alguien más. Hay que asumir los cambios de dirección de ese alguien más.
— La vida son etapas y el sueño o el propósito deben cambiar en cada una de ellas. Expande tu percepción de crecer y evolucionar.
— No es tan grave no tener un propósito con nombre y apellido predeterminados. Está bien que disfrutes de algo sin razón aparente.
— Si la condición de acceder al empleo ideal es regalando tu tiempo y tu talento, asegúrate de que se beneficien personas con necesidades urgentes. Personas, no empresas, y sé contundente con las condiciones del regalo.
— La dignidad no es negociable. Si el trabajo de tus sueños requiere este trueque, no será un sacrificio por un bien mayor, será el inicio de tu devaluación.
— Todos tenemos voces angelicales en la ducha, pero no todos somos aspirantes al Grammy. Conoce tus límite, admite tus debilidades y enfócate en la fortaleza que sí puedas potenciar.
— El fracaso es una variable constante, si de verdad quieres alcanzar ese sueño laboral, aprende a gestionar tu incomodidad con los eventos negativos. Para saber cómo vencerlos, hay que acercarse a ellos.
— Tu factor diferenciador siempre será necesario en muchas industrias, no porque sepas preparar deliciosos pasteles significa que tengas que trabajar únicamente en el negocio de la pastelería. No te aferres a uno solo, amplía tus enfoques.
— Estar en el lugar equivocado con la gente equivocada es el reto de retos. A veces lo mejor es quedarse hasta entender la utilidad... o hasta encontrar otro lugar menos equivocado.
— Los mentores o guías de profesión vienen en forma de jefes déspotas, líderes desorientados o colegas tóxicos. No te lo tomes personal, busca ese pequeño valor (porque sí lo hay) en esas relaciones y cultiva en ti al jefe, líder o colega que ayude a transformar a otros.
Lo más práctico y con cuota de sufrimiento regulada, es tener un trabajo o proyecto en el que podamos ser libres, que nuestro propósito o misión lo sean igualmente y que no sea requisito que estén directamente ligados a tu horario de trabajo o a un objetivo comercial. Es mejor distribuir los huevos en varias canastas y ser conscientes de que a veces los huevos se rompen o se descomponen sin una acción directa de nuestra parte.
Mi última pero no menos importante recomendación, es que siguas soñando, pero no por el trabajo ideal ni por el dinero que te mereces, sigue soñando porque es por donde empiezan todas las construcciones y porque soñar es un spa gratuito.
La esencia de La Vaina Corp. es conformar una comunidad en la que aprendamos a ser menos autodestructivos con el sufrimiento mal gestionado en lo laboral. llámese empleo o proyecto personal. Si me sigues en Facebook, Instagram o Twitter sabrás a que me refiero y si no, aprovecha este anuncio y únete.
«No creas tu misión en la vida, la detectas».
—Viktor Frankl—
Gracias por leer y hasta la próxima vaina.
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